No sabía que existía una Feria Internacional en la ciudad. De no ser por un lector, seguiría en la inopia.
-Moderaré una mesa panel en la FILEY –me escribe por mail-. ¿Te gustaría acompañarme y dar una charla?
-Ni que estuviera loco –pienso.
-Gracias, sería un placer –contesto el mail-, por desgracia ahora tengo mucho trabajo y no me gustaría dejarte mal.
El lector insiste. Entro en la página web de la FILEY y me topo con el rostro de Denise Dresser, mi amor platónico. La única mujer que araña los 50 años a la que besaría en la boca sin vomitarme. No me importa que se parezca a los personajes de Wallace & Gromit.
-¿De qué hablaría? –pregunto.
-El tema es “Qué significa como joven ser escritor (en Yucatán)” –me escribe el lector.
-Qué coño significará eso –pienso-, además, ni soy joven y nadie me considera yucateco.
-En realidad no tienes que prepara nada –escribe el lector intuyendo una nueva negativa de mi parte-, solo platicar sobre tus experiencias.
-Ok, cuenta conmigo –respondo.
No han pasado ni 2 minutos y ya estoy arrepentido. Odio hablar en público. No tengo nada interesante que compartir con la gente (si no es que me encuentro con un auditorio completamente vacío, lo cual espero y existe una alta probabilidad: solo los subnormales pierden su tiempo escuchando las penas de escritores “jóvenes”).
Desde esta mañana hasta próximo lunes 12 a las 6:30 estaré fraguando un excusa verosímil que me salve del ridículo.
Actualización:
AQUÍ pueden leer los de la FILEY lo que significa ser un escritor.